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in Revista Chilena de Antropología
In memoriam Osvaldo Silva Galdames
Una larga y productiva trayectoria marcó la vida académica de Osvaldo Silva, pues prácticamente sirvió con excelencia en todos los papeles que se pide a los profesores de la Universidad de Chile: docencia, investigación, administración y vinculación con el medio.
En materia docente se inició como ayudante de la cátedra de Prehistoria de América, que en esos años estaba a cargo del inolvidable Eugenio Pereira Salas en Departamento de Historia y Geografía del Instituto Pedagógico en 1963. Allí partió enseñando Prehistoria de América, una de sus vertientes preferidas en el plano de sus investigaciones, docencia, publicaciones y conferencias públicas. Dos años después era Profesor Auxiliar de Prehistoria de América, posición que conservó hasta marzo de 1976. En esos años realizó su Master of Arts en Antropología, de septiembre 1969 a diciembre 1970 en el Departamento de Antropología de Temple University (Philadelphia).
Posteriormente, y en paralelo con sus actividades en la Universidad de Chile, ejerció como Profesor Auxiliar de Prehistoria Americana en el Departamento de Antropología de la Universidad de Concepción, desde marzo de 1972 a agosto de 1973.
Aun cuando había sido su alumno en 1963, como estudiante del primer año de Historia, es en el último periodo mencionado, 1970-1971, cuando nos hicimos más amigos. Ambos coincidíamos en los viajes a Concepción, en cuya universidad el suscrito había pasado a reemplazar a Bente Bitmann en la cátedra de Etnohistoria. Todos los jueves en la noche nos encontrábamos un grupo de docentes que viajábamos en tren y conversábamos la mayor parte del trayecto. Se unían Jorge Pinto que viajaba desde Valparaíso y que enseñaba en el Departamento de Historia de la UCO, el arqueólogo Julio Montané, que como nosotros era parte del Instituto de Antropología, lo mismo que Juan Munizaga, antropólogo físico de la Universidad de Chile. Desayunábamos opíparamente en el Mercado de Concepción. Más tarde hacíamos clase y participábamos de las reuniones de Departamento, entonces dirigidos por la arqueóloga Sulema Seguel y más tarde por el antropólogo argentino Edgardo Garbulsky. Solo la juventud de esos años nos permitía pasar dos noches de la semana casi sin dormir.
Tengo recuerdos muy gratos de él en ese período previo al golpe de Estado. Antes que ello ocurriera, otra anécdota sucedió y marcó nuestros destinos. La Fundación Ford, por medio de su representante en Chile, me ofreció una beca para ir a estudiar a cualquier parte del mundo con excepción de la Unión Soviética. Decliné la invitación, pero cuando le conté a Osvaldo, él se interesó en esa beca, por lo cual volví a conversar con la representante de la Ford que aceptó ofrecerla al nuevo candidato. Osvaldo salió de Chile antes del golpe militar del 11 de septiembre de 1973. En el Departamento de Antropología de la Universidad Cornell, Osvaldo tuvo como profesor guía de su tesis a John Murra para trabajar sobre los Incas en Chile. Murra me comentaba que Osvaldo hizo un tenaz e inteligente trabajo con las crónicas de interés andino. Compartió estudios doctorales con Frank Salomon, lo que es un muy buen indicador de la calidad de ese programa. Allí estuvo hasta el año 1975, en que lo hicieron regresar para volver a sus
actividades académicas en la Universidad de Chile, donde desde en 1976 y hasta a abril de 1986 pasó a ser el Profesor de Prehistoria de América y de Chile. Alcanzó la cima de la jerarquía académica en la Universidad de Chile como Profesor Titular de Prehistoria y Etnohistoria de América y de Chile, desde abril de 1986.
Entre 1984-1990 ejerció su primer período como Director del Departamento de Ciencias Históricas, el que continuó entre 1995-2006. Paralelamente realizó una productiva actividad editorial, desde 1981 fue el director reemplazante de la revista Cuadernos de Historia y después de Julius Kakarieka y Rolando Mellafe pasó a ser su director responsable en 1995 hasta su fallecimiento; en 1996 fue el director fundador de Revista de Historia Indígena. Contribuyó significativamente, primero en la creación en 1994 del Magister en Historia, donde destacó y prestigió la mención de etnohistoria, contribuyendo a la formación de numerosos historiadores y arqueólogos en esa modalidad historiográfica. En el año 2000 se creó el Doctorado en Historia con menciones en Historia de Chile y Etnohistoria, donde también tuvo destacada participación en su gestión y docencia, además de contribuir con proyectos FONDECYT en la investigación. Cumplió numerosas otras funciones administrativas de la Universidad como la de Miembro Titular de la Comisión Superior de Evaluación Académica desde 2015.
Cabe acá destacar otros logros relevantes de Osvaldo en el plano nacional e internacional. Como su asistencia, en calidad de estudiante, al Congreso Internacional de Arqueología Chilena, celebrado en San Pedro de Atacama en enero de1963. En esa reunión se fundó la Sociedad Chilena de Arqueología, por lo cual el joven Osvaldo fue uno de sus socios fundadores, estableciendo durante su vida académica un nexo permanente entre la arqueología y la historia. En consecuencia, no es extraño que Osvaldo sea considerado entre los pioneros de la Etnohistoria en Chile como lo muestran sus numerosas publicaciones, docencia, conferencias y proyectos de investigación.
Hacer hoy un estudio de su obra es un proyecto urgente, que naturalmente no podemos hacer en este homenaje. Sin embargo, hay que destacar la gran variedad de problemas, temas, grupos étnicos, lugares geográficos y períodos que cubrieron sus publicaciones. Un concepto central en el pensamiento de Osvaldo Silva fue el concepto de prehistoria. Pensaba que el prehistoriador no era ni el historiador ni el arqueólogo, era aquel que con los aportes de esas disciplinas interpretaba el sentido de la historia de los pueblos originarios desde su llegada a América. En este sentido, en sus períodos iniciales fue importante la influencia que ejerció sobre él la teoría del ecologismo cultural que adquirió en su primera experiencia de postgrado y que está muy bien expresado en su artículo de 1972 “Ecología cultural e interpretación arqueológica” 1 . Por otra parte, también fue influenciado por los modelos de la llamada antropología evolutiva, que vinculaba el desarrollo de las sociedades en etapas que iban desde la bandas igualitarias, las tribus, los señoríos y el Estado. Visión que expresó en libros propios y colectivos. Más tarde propuso una caracterización y diferenciación de la etnohistoria respecto de la historia indígena, como lo expresó en 1988 en “¿Etnohistoria o Historia Indígena”? 2 También incursionó en temas de mestizaje en Chile, pero sin duda sus principales contribuciones fueron con fuentes históricas tanto en el mundo andino como en el mapuche. Su obra de extensión y divulgación a nivel escolar o de lectores cultos fue muy amplia y como pocos vio alguno de sus libros escritos en colaboración reeditarse más de 17 veces.
Sus alumnos de colegios secundarios, de pregrado universitario, en la Universidad de Chile y en varias otras del país y del extranjero, de magister y doctorado lo recordarán siempre con cariño por sus contribuciones y por la formación que entregó a muchos que hoy multiplican su legado intelectual. Muchos de ellos llegaron a ser sus amigos visitándolo con frecuencia para disfrutar de su erudición, aguda inteligencia y simpatía.
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Author
Jorge Hidalgo
Universidad de Chile. Chile, Chile