La enfermedad de Chagas es una patología descuidada, de presentación crónica con un alto impacto social y que actualmente afecta a 8 millones de personas en los países endémicos de Latinoamérica. Esta es una infección de por vida, también conocida como Tripanosomiasis Americana, causada por el parásito protozoario Trypanosoma cruzi. La transmisión de esta enfermedad se produce a través de un insecto triatomino que se alimenta de la sangre de un mamífero, luego deposita sus fecas con tripomastigotes, que son la forma infectiva y no replicativa del parásito, los cuales ingresan al interior del mamífero principalmente a través de la herida que produce el parásito en la piel. Una vez dentro del organismo, los tripomastigotes invaden los macrófagos y es dentro de ellos que se transforman en amastigote, que es la forma replicativa intracelular. Luego de varias replicaciones, los amastigotes se transforman nuevamente en tripomastigotes, los cuales invaden corazón, ganglios y otros tejidos. Los tripomastigotes sanguíneos son ingeridos por el mismo u otro insecto triatomino, y a nivel del intestino medio del vector se transforman en epimastigotes, que es la forma replicativa no infectiva. Estos parásitos se multiplican activamente; posteriormente, los epimastigotes se mueven al intestino posterior donde se diferencian a la forma infectiva de tripomastigotes metacíclicos. La mortalidad y morbilidad de la enfermedad de Chagas se debe principalmente a procesos crónicos que llevan a la disfunción de los sistemas cardicaco y digestivo. Considerando que un tercio de personas infectadas con T. cruzi desarrollan una enfermedad crónica grave con un daño irreversible al corazón (que en última instancia conducen a falla cardíaca y muerte del paciente), es crucial comprender los mecanismos que conducen a la presentación de esta patología. Se han sugerido numerosos mecanismos para explicar la patogénesis de la enfermedad cardíaca de Chagas. Actualmente está emergiendo un nuevo consenso que indica que la persistencia del parásito es el principal factor para el desarrollo de la fase crónica de esta enfermedad. La respuesta del hospedero a la infección persistente de T. cruzi, involucra la generación sostenida de ROS/RNS mediante células inflamatorias y la disfunción mitondrial en el corazón, la cual conduce a la presentación de estrés oxidativo a largo plazo, tanto del tejido cardiaco como de los parásitos que se encuentran al interior de las células cardíacas. ROS/RNS son sustancias altamente reactivas y generan diversas lesiones en el DNA como modificaciones de base, quiebres de cadena, entre otros. Si este daño en el DNA no es reparado, las células gatillan el proceso de apoptosis. Por lo tanto, para establecer la persitencia del parásito en el corazón y otros tejidos tisulares, T. cruzi debe reparar su propio DNA dañado activando moléculas que reparan el DNA para asegurar la sobrevida parasitaria en el hospedero llevando a la presentación de la fase crónica de la enfermdad de Chagas.